Una peligrosa droga que proporciona a los usuarios velocidad y fuerza sobrehumanas durante nueve minutos. Pero mucho cuidado, porque entraña también grandes peligros. A partir de los dieciocho años, el cuerpo humano no resiste sus efectos. Alana: una joven heroína, potente, compleja, rebelde.
Alana no necesita que nadie la rescate. De hecho, forma parte de la unidad encargada de perseguir a los jóvenes delincuentes que utilizan Tetra para el crimen. Criminales como los que provocaron la muerte de su hermano. Una cuenta atrás: Alana pronto cumplirá dieciocho años. Si para entonces no ha conseguido encontrar a la persona que dejó a su hermano en silla de ruedas, tendrá que renunciar a vengarlo y también a la droga.
Un juramento: Alana está dispuesta a todo con tal de cumplir su promesa. A todo. Incluso a infiltrarse en la misma organización que tanto detesta y hacerse pasar por una de ellos. Tal vez a descubrir que no son lo que parecen. Ni tampoco ella.

El culpable de tal estado de actividad, ha sido Chris Howard y su obra LA VELOCIDAD DE LA NOCHE. Una obra contemporánea, juvenil que tiene mucha acción, poco romance (apenas una brizna) y un enfoque de realidad, que no está muy lejos de presentarse como una verdad que ocurre en nuestra
juventud hoy en día. Nuestra obra esta contada desde la visión de Alana, y no, no me voy a quejar por que sea en primera persona en estos casos, de hecho lo disfruto mucho más, me siento en su piel. Ya tenemos un inicio trepidante al verla actuar como toda una profesional en persecución de un criminal, pero a la vez, vamos a encontrar su forma de vivir el subidón de lo que la impulsa a ser quien es, aunque se justifique en lo que ocurrió hace un año a su hermano.

Me fascina la forma de tratar el tema de la adicción de las drogas, una manera directa, sin tapujos en la que además puedes vivir ese momento desde la perspectiva de quien la está tomando. Creo que es muy acertivo al mostrar esa parte y también las consecuencias que produce ser parte de eso. Recreando el mundo que actualmente se está viviendo con respecto a las adicciones, aunque vengan justificadas o las proporcione una figura de autoridad.
Giros continuos, acción que no para, vamos a sufrir con nuestra chica sin saber si es parte de un plan o simplemente una víctima, en el momento en que todo se tuerza para ella, y es ahí donde me ha dejado boquiabierta esta maravilla. Lo he disfrutado tanto que me duró un día, si es que cuando hay argumentos que se sostienen, lo único que te queda es vivir la experiencia del mismo modo que nuestra protagonista en LA VELOCIDAD DE LA NOCHE. Si
a esto le añadimos unos secundarios que te muestran que no todo es lo que parece, que a veces incluso los villanos tienen conciencia y corazón, es que tenemos una obra redonda que no deja ningún cabo suelto, y eso, oh dioses lo agradezco un montón. Chis Howard ha sabido sorprenderme, tenerme anclada al asiento y ansiosa por desvelar todo lo que tenía oculto, me ha encantado ese final justo, mostrando que no todo puede ser de ensueño, pero que los justos también obtienen algo bueno. Solo puedo decir que estoy ansiando volver a leer a este autor. ¡Feliz lectura!